¿Capaz o incapaz?

"Me gusta jugar a las tabas. Y al monopoly, pero sólo cuando soy la banca. Me encanta jugar a las canicas, siempre gano. El juego de la oca es una idiotez. Aunque menos que las damas, el cubo de rubbik, y todas esas tonterías de los países del este. Las adivinanzas no son lo mío. Los dados las cartas y la rayuela... están bien. El corre que te pillo tiene un pase, pero eso es todo. Pero hay un juego al que jamás hay que jugar. He dicho JA-MÁS. Aunque os lo proponga vuestro mejor amigo. Me refiero a dejarse sepultar en un bloque de hormigón."

Todo empieza como un juego de niños en el que se debe ser capaz de lograr los retos que el otro te propone, pero este juego al final acaba siendo una bella historia de amor llena de pruebas que deben superarse, para al fin y al cabo: vivir el uno para el otro. Demostrarse fidelidad, cariño, amor, valentía… todo por conseguir su verdadero amor.

Lograr la felicidad en estado puro, ¿qué es la felicidad? Vivir, vivir el presente sin pensar en nada más, disfrutar de cada pequeña cosa que te pueda ofrecer la vida, poder sonreír, notar como al respirar como se te llenan los pulmones de ese aire fresco que te ofrece el mundo y sentirte viva, ¡viva de verdad!

… y tu por sentir esto serias… ¿capaz o incapaz?

"Y ya está, así es como ganamos la partida. Juntos, y felices. Y ahí, sepultados bajo el hormigón, por fin pudimos compartir nuestro sueño de infancia: el sueño de un amor sin fin."

CAPAZ.