Hay miradas que besan todos los rincones del alma...

Hay miradas que besan todos los rincones del alma...

martes, 29 de julio de 2014

Eres una especie de kamikaze masoquista… vas cegada hacia la misma mierda otra vez. Gracias. Es verdad, ¿alguna vez has pensado en por qué te pasan estas cosas? Supongo que estaré destinada a ello, ¿no? ¿Destinada? No eres muy normal, la verdad. Sales de algo que te ha costado mucho superar, o al menos te convences de que has superado, pero ya estás metiendo uno de tus piececitos en otras arenas movedizas que te atraparán y luego solo harás que lloriquear porque no sabes cómo salir de ahí. Y ¿qué hago? Alguna vez podrías pensar antes de lanzarte de cabeza a la piscina y darte el gran hostión. No soy capaz de pensar claramente en esos momentos, solo puedo dejarme llevar con la esperanza de que esta vez sirva de algo. Siempre tengo la sensación de que las cosas que no tienen un buen comienzo pueden arreglarse y me gusta luchar por ellas. Déjate de cuentos y piensa un momento en si él haría lo mismo por ti…y entonces empieza a pensar en ti.

lunes, 24 de marzo de 2014

Y ahí estaba yo otra vez. ¿Cómo sería esta? ¿Llevará tacones? ¿Vestido o pantalón? Creo que prefiero pantalón. ¿Tendrá la misma mirada que me transmitía en las fotos? Bueno… no te pongas nervioso, deberías estar acostumbrado a esto, citas nuevas, chicas nuevas, ninguna la apropiada, todas fallan en algo. Está bien esto de conocer a mujeres, pero las primeras citas siempre son la misma rutina, ir a tomar algo, intentar sacar temas de conversación para no crear silencios incómodos, interesarse por sus gustos… un falso ritual. El fin: llevarlas a mi cama. No encuentro a la adecuada, ¿qué les pasa a las mujeres de hoy en día? Demasiada charlatanería superficial, demasiado preguntonas, aburrimiento en sus miradas, demasiado ansiosas por volver a verte… no hay término medio en ninguna de ellas, pero la cuestión era no estar solo. Espera… ¿es esa de ahí? Sí, es ella. Bien lleva pantalones, bonito escote, pelo suelto, y… esa mirada, es la misma que la de la fotografía.

-         Hola.
-         Hola, encantado de conocerte.
-         Igualmente- sonrió.
-         Vamos a sentarnos.

Dos cervezas frías encima de la mesa dejaban una huella de agua que solía limpiar con una servilleta, creo que estaba nerviosa, pero sin embargo no dejaba de mirarme a los ojos, sí, me gusta, parece interesante. Todavía no se había producido ningún silencio incómodo y la conversación iba rodada. ¿Mis pensamientos? Esta vez estaban más alejados de llevarla a mi cama, aunque sabía que acabaríamos allí.


Ha sido fascinante, parecía más tímida que las demás, pero no ha demostrado lo mismo cuando se ha quitado la camiseta. Está tumbada en mi cama, su respiración es tranquila, la miro y me pregunto ¿ahora qué? ¿Por qué no se va como las anteriores? ¿Qué más hace falta? En vista de que me quedo callado como un auténtico imbécil ella se levanta, me mira directamente a los ojos haciendo que algo me arda por dentro, se viste y se va, cerrando la puerta con un “hablamos”. Otra más. Otra que da un portazo. Me ha dejado aturdido. ¿Debería haberle dicho que se quedase? No. Esta tampoco era la adecuada, estoy seguro. Otra que ha fallado… no entenderé jamás cual es el problema. Pero si tan seguro estoy de que ella era una más, ¿por qué sigo pensando en su mirada? Esta vez sentí algo diferente, es como si hubiese perdido algo. 

Me di la vuelta y pensé en cuando quedaré con la siguiente.

lunes, 3 de marzo de 2014

Si por una vez fueses tú el valiente. Si por una vez fueses tú quien se olvidara de todo y diese la cara. Si por una vez fueses tú quien pusiera las cartas sobre la mesa y se preocupara por el ahora, y no por el mañana… Podría dejar de sentirme como una funambulista sobre una fría cuerda que se clava tan adentro, que ya no sé cómo arrancármela. Haces que lleve demasiado tiempo luchando por no caer y confiando en que todo puede pasar, viendo por momentos que la meta cada vez está más cerca. 

Sin embargo, cuando menos me lo espero, te encargas de zarandear la cuerda sobre la que camino haciéndome dar un traspiés con el que pienso que este es “el no deseado final”. 

martes, 4 de febrero de 2014

Cada parte de ella hace que me pregunte algo. Sus manos, como las mueve a la hora de hablar, solo con mirarlas parece que entienda todo lo que quiere decir, ¿qué sentiré cuando me toquen? Sus labios, la lentitud en que lleva el vaso a ellos, tan carnosos, intensos y rojos como la sangre que corre por mi cuerpo latiendo más deprisa cuanto más la miro, ¿a qué sabrán cuando los muerda? Su pelo, suave, no muy largo, lo justo para querer enredar mis manos en él, la forma en que se lo tira hacia un lado dejando una parte de su cuello al descubierto… esto solo me provoca más tensión que ya no sé como contener, ¿le molestará si le tiro de él cuando estemos en mi cama? Sus ojos, sus ojos son los que más preguntas hacen que me formule, ¿por qué me mira así? Los entrecierra y hacen que sus pestañas abaniquen el poco aire que me llega en estos momentos para poder respirar, ¿estará notando algo raro cuando me mira? ¡Para de mirarme así! ¿Cuánto tiempo va a durar esto? ¿No podrá leerme la mente, no? Qué cojones, léemela, te llevaría a la cama ahora mismo y allí, allí no haría falta que me preguntase nada, lo descubriríamos todo nosotros mismos.
 

viernes, 22 de febrero de 2013




- Se acaba, pronto desaparecerá...
- Lo sé.
- ¿Qué hacemos? 
- Disfrutarlo...

martes, 22 de enero de 2013


Invado tu lado de la cama, ahora tan frío, creyéndome mis falsas mentiras de que tampoco has dejado un vacío tan grande. Me arranco el corazón y lo dejo encima de la mesita e intento razonar con él diciéndole que me escuche de una maldita vez, pero me mira arrogante y masculla que ya no soy su dueña. Con resignación lo vuelvo a colocar en su sitio atascándose en mi garganta. Le suplico a mi tenaz cabecita, pero desafortunadamente es más quisquillosa que mi corazón y tras un intento estúpido y de consejos de manual, termino resignándome de nuevo. Tic tac, tic tac, mi reloj interior solo hace que cuente mis horas vacías y me entretenga repitiendo lo poco que me importas, hasta que oigo a esa insoportable vocecilla que me grita a los cuatro vientos: ¡MENTIROSA! Después de mandarla a paseo solo me queda contar los días que me quedan para saber cuándo llegará el día en que no me duelas…

miércoles, 26 de diciembre de 2012


Tumbada en la cama lucha contra su yo interior por no coger el teléfono y llamarle. Se pregunta si él pensó en ella una sola vez en todo el día. Suspira. Le gustaría decirle que tiene una botella de whisky y un montón de besos y abrazos solo para él, y que a él le sobraran los minutos y segundos para ir a aquella cama. Cierra los ojos un instante y los recuerdos inunden su mente dibujándose en su cara  una sonrisa.

No sabe cómo hará para guardarse las ganas, la próxima vez que le vea, de tirarse a sus brazos, de hundirse en su mirada, de recordar el sabor de sus labios, de recorrerle la espalda de arriba a abajo... Por eso pretendía hacer cada segundo a su lado eterno. Ahora solo puede enfadarse con el tiempo por no haberse quedado congelado en el instante en el que sus dos cuerpos permanecían entrelazados…

Así llevaba todo el día, torturándose pensando en él y tratando de ahogar sus penas en el fondo de la botella. Y entonces, entre todo ese amargo sabor, es cuando se dio cuenta de que se había enganchado a él, y que pocas botellas de whisky podrían desengancharla…