Y ahí
estaba yo otra vez. ¿Cómo sería esta? ¿Llevará tacones? ¿Vestido o pantalón?
Creo que prefiero pantalón. ¿Tendrá la misma mirada que me transmitía en las
fotos? Bueno… no te pongas nervioso, deberías estar acostumbrado a esto, citas
nuevas, chicas nuevas, ninguna la apropiada, todas fallan en algo. Está bien esto
de conocer a mujeres, pero las primeras citas siempre son la misma
rutina, ir a tomar algo, intentar sacar temas de conversación para no crear
silencios incómodos, interesarse por sus gustos… un falso ritual. El fin:
llevarlas a mi cama. No encuentro a la adecuada, ¿qué les pasa a las mujeres de
hoy en día? Demasiada charlatanería superficial, demasiado preguntonas,
aburrimiento en sus miradas, demasiado ansiosas por volver a verte… no hay término medio
en ninguna de ellas, pero la cuestión era no estar solo. Espera… ¿es esa de
ahí? Sí, es ella. Bien lleva pantalones, bonito escote, pelo suelto, y… esa
mirada, es la misma que la de la fotografía.
-
Hola.
-
Hola,
encantado de conocerte.
-
Igualmente-
sonrió.
-
Vamos a
sentarnos.
Dos
cervezas frías encima de la mesa dejaban una huella de agua que solía
limpiar con una servilleta, creo que estaba nerviosa, pero sin embargo no
dejaba de mirarme a los ojos, sí, me gusta, parece interesante. Todavía no se
había producido ningún silencio incómodo y la conversación iba rodada. ¿Mis
pensamientos? Esta vez estaban más alejados de llevarla a mi cama, aunque sabía
que acabaríamos allí.

Me di la vuelta y pensé en cuando
quedaré con la siguiente.
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